Ni político, ni organizador, ni periodista.
Por épocas veraniegas, en concreto en todo el mes de julio y parte de agosto, crecen y se reproducen como hongos festivales musicales a lo largo de toda la geografía española. En general están producidos por instituciones y organismos oficiales. Es difícil que la iniciativa privada compita con políticos que financian con los presupuestos públicos a fondo perdido. El objetivo es claro; salir en la foto como promotores de la cultura de cara a sus votantes. A su vez se crean esos directores de festivales que contratan y deciden la programación, normalmente se creen más importantes que los propios músicos.
Os aseguro que conozco bien el tema. He organizado y producido más de un festival con tres días de duración y multitud de conciertos de un día. He sido manager de grupos con los que he recorrido todos estos festivales conociendo la otra cara de la moneda.
Los políticos y organizadores merecen menos de lo aquí escrito, por el contrario lo que más me preocupa son los músicos que por ahí pululan. Hay de todo en este tipo de acontecimientos. Desde la antigua estrella venida a menos que monta su grupo para arrastrase sacándose una "pasta" en verano, a los nuevos músicos que con mucha ilusión intentan la superación. Bajo mi punto de vista y oído, disfrutar de un buen concierto veraniego es tarea difícil. El problema son las condiciones masivas de los auditorios, de otra forma no serían rentables para los financiadores políticos, además de toda la parafernalia publicitaria que los rodea.
El otro día me encuentro a Manolo un "cantaor" que canta por Camarón, salvando las distancias, con unos chavales, payos y gitanos, que le acompañaban con guitarras, cajón y djembé. Eramos cuarenta, la mitad "guiris" que no entendían demasiado, pero hasta ellos se dieron cuenta de la magia que surgía de ese pequeño jardín-bar donde nos reuníamos. Y es que no había ni político, ni organizador, ni periodista a la vista.
Os aseguro que conozco bien el tema. He organizado y producido más de un festival con tres días de duración y multitud de conciertos de un día. He sido manager de grupos con los que he recorrido todos estos festivales conociendo la otra cara de la moneda.
Los políticos y organizadores merecen menos de lo aquí escrito, por el contrario lo que más me preocupa son los músicos que por ahí pululan. Hay de todo en este tipo de acontecimientos. Desde la antigua estrella venida a menos que monta su grupo para arrastrase sacándose una "pasta" en verano, a los nuevos músicos que con mucha ilusión intentan la superación. Bajo mi punto de vista y oído, disfrutar de un buen concierto veraniego es tarea difícil. El problema son las condiciones masivas de los auditorios, de otra forma no serían rentables para los financiadores políticos, además de toda la parafernalia publicitaria que los rodea.
El otro día me encuentro a Manolo un "cantaor" que canta por Camarón, salvando las distancias, con unos chavales, payos y gitanos, que le acompañaban con guitarras, cajón y djembé. Eramos cuarenta, la mitad "guiris" que no entendían demasiado, pero hasta ellos se dieron cuenta de la magia que surgía de ese pequeño jardín-bar donde nos reuníamos. Y es que no había ni político, ni organizador, ni periodista a la vista.
¡Qué noche la de aquel día!, la puesta de sol, la cena, y Manolo Camarón.
ResponderEliminarcuarenta y dos Jorge, cuarenta, tu y yo.
ResponderEliminarGenial, lastima que llegamsos casi al final. Montse aún canta por Caracol " Manolo Caracol" com bien dice juan
perdón Camarón, lo de Manolo me ha despistado, en que estaría yo pensando.
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