No voy a ser yo, un humilde bloguero, quien critique a toda una institución en el mundo de la música como es el alabado Herbie Hanckock, erudito en la materia y vencedor-sobreviviente en mil batallas musicales. Sólo hacer unas simples matizaciones a lo que va ser una de las magnas obras de este año; Imagine Project.
El nuevo trabajo de Herbie Hancock tiene los mejores medios técnicos a su disposición, es decir:
El sonido impoluto de los grandes estudios del mundo a su servicio (Londres, París, Irlanda, Miami, Sao Paulo), técnicos y postproducción trabajando en exclusiva, todo manejado por el veterano y experimentado Larry Klein.
Canciones universales al servicio de la obra, sin pegas en permisos editoriales para su utilización. Algo que los simples mortales no pueden ni soñar. Aparecen versiones de Lennon, Gabriel, Dylan, Marley, Cocker, Baden Powell, Cooke...
Invitados de lujo que llenarían cualquier recinto de un macro-festival: Pink, Seal, Konono No. l, Jeff Beck, Oumou Sangare, Lionel Louke, John Legend, Tinariwen, The Chieftains, Toumani Diabeté, K'Naan, Los Lobos, Dave Matthews, James Morrison, Chaka Khan, Anoushka Shankar y su viejo amigo Wayne Shorter... no faltan a la cita.
Todo un impresionante esfuerzo de multiculturalidad y globalización que se viene abajo como un castillo de naipes cuando comienzas a escuchar las notas de las canciones, eso sí, limpias y precisas pero envueltas en plástico descontaminante y sin alma que hace imposible el pequeño recorrido que existe entre tu oreja y tu corazón. Todo un derocche de recursos y energía que quedará olvidado una vez sean entregados esos falsos premios grammy que sin duda el Sr. Hancock se llevará a las abarrotadas vitrinas de su casa.
Sé que es duro leer estas palabras de la obra de un gran músico, pero es lo que siento al escuchar el disco, una profunda decepción. Quizá sea el sentimiento de un mundo occidental que se viene abajo y que sólo parece querer apropiarse de la creatividad de los del tercero. La situación ha cambiado. La red nos ha dado la posibilidad de escuchar directamente en un bar de Kinshasa a Konono N 1 , por poner un ejemplo. Ya no nos hace falta un gurú musical que nos venga a decir los buenos que son. Vamos nosotros solitos a la fuente creativa. Esto es así gracias a una internet libre y abierta. Esperemos que respeten esta libertad de expresión y de intercambio de cultura, por ahora vigente, pero amenazada por leyes restrictivas.
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