"Once" o cómo hablan los músicos
Once (John Carney, 2006) es una película irlandesa que conocí porque le concedieron el Oscar a la mejor canción, "Falling Slowly". Mi curiosidad me ha llevado al descubrimiento de una pequeña joya del cine.
No voy a contar el argumento ya que prácticamente no existe. Toda la película es una gran canción compuesta de pequeñas partes. Un sencillo musical alejado de las sofisticaciones y las grandilocuencias épicas habituales del genero. Si ves la escena donde los dos protagonista, él -Glen Hansard- y ella -Marketa Irglova- interpretan la canción premiada, podrás adivinar lo que sigue, la eterna historia chico-chica pero sin edulcoradas escenas ni finales felices. Si no de la forma en cómo se comunican y expresan sus emociones los músicos; cantando.
La base de toda la obra consiste en las buenas canciones que podemos escuchar a lo largo del film. Músicas sencillas y efectivas compuestas con una guitarra acústica, cantadas con pasión. Letras que hablan de la realidad, de las cosas que le pasan a la gente y por supuesto, siempre dedicadas a alguien querido. Quizá ese se a el truco para ser un buen compositor además de tener talento.
No os podéis perder la escena donde los protagonistas van a grabar a un estudio dublinés. Es real como la vida misma y al mismo tiempo emocionante; el técnico de sonido curtido en mil batallas, los músicos reclutados en plena calle. La confirmación de la leyenda urbana de que detrás de cada irlandés se esconde un músico, como en toda esta pequeña gran película.
No voy a contar el argumento ya que prácticamente no existe. Toda la película es una gran canción compuesta de pequeñas partes. Un sencillo musical alejado de las sofisticaciones y las grandilocuencias épicas habituales del genero. Si ves la escena donde los dos protagonista, él -Glen Hansard- y ella -Marketa Irglova- interpretan la canción premiada, podrás adivinar lo que sigue, la eterna historia chico-chica pero sin edulcoradas escenas ni finales felices. Si no de la forma en cómo se comunican y expresan sus emociones los músicos; cantando.
La base de toda la obra consiste en las buenas canciones que podemos escuchar a lo largo del film. Músicas sencillas y efectivas compuestas con una guitarra acústica, cantadas con pasión. Letras que hablan de la realidad, de las cosas que le pasan a la gente y por supuesto, siempre dedicadas a alguien querido. Quizá ese se a el truco para ser un buen compositor además de tener talento.
No os podéis perder la escena donde los protagonistas van a grabar a un estudio dublinés. Es real como la vida misma y al mismo tiempo emocionante; el técnico de sonido curtido en mil batallas, los músicos reclutados en plena calle. La confirmación de la leyenda urbana de que detrás de cada irlandés se esconde un músico, como en toda esta pequeña gran película.
No hay comentarios:
Publicar un comentario