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miércoles, 27 de enero de 2010

Duelo de banyos

Tenía 15 o 16 años. Vivía el ambiente mediocre y gris del final de la dictadura. Entre en un cine de aquellos que se llamaban de arte y ensayo, donde proyectaban una película independiente norteamericana; Deliverance. Esa tarde descubrí dos cosas que han influenciado toda mi vida: Uno, que el cine había que verlo en versión original sin doblajes que impidan la comunicación entre la obra y el espectador. Y dos, que la música puede poner en contacto cualquier ser humano con otro, por muy separados que estén sus mundos, como los dos instrumentistas que aparecen en esta magistral escena.

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