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domingo, 12 de septiembre de 2010

Crónica de una noche en blanco

forges
Gran invento la del político, hacer una gran fiesta con nada. Me refiero a la música que ayer se ofrecía en Madrid.
Recorrido: Tres lugares de conciertos de los que sólo visité dos.
Primera hora. Plaza de Chanmberí (kiosko). Grupos noveles con buenas maneras post-rock, neofolk, britpop. Mal sonido. Escaso público. ¿Un parque sin nada roto?... No es lugar para jóvenes.
Cena: Kebak turco servido por paquistaní. Paseo por la Gran Vía. Miles de personas recuperamos lo que es nuestro. Mañana volverá a estar ocupado por la turba automovilística. ¿Silencio? no... se oye a la muchedumbre, las conversaciones y rumores, las botellas y tazas de las cafeterías. Miradas se entrecruzan (insólito en la ciudad). Los gritos de un grupo en despedida de soltero se apoderan de la subida a Callao. Blancanieves en minifalda lo encabeza.
Parque del oeste (pradera). Uno de los mejores lugares para conciertos donde he estado últimamente. Tirado en el cesped. El humo de la hierba invade el aire templado de la noche. Un tipo gracioso aporrea su guitarra que entretiene sin más. Buen sonido. Larga espera para la salida de un catautor electrificado de malas canciones que quieren conmover. Me hace batirme en retirada. Me entró el sueño

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