Crónica de una noche de concierto
Joachim Kühn y Chema Pellico - Ibiza05 - Foto: Juan Benítez
¡Joachim Khün actúa esta noche!
Festival de Jazz d'Eivissa. Julio de 2005. Baluard de Santa Llúcia.
Le conocí por medio de las prestigiosas grabaciones del sello alemán ECM. “El mejor sonido después del silencio” rezaba su slogan. Joachim es un músico inmenso, con una técnica sobrenatural.
En el escenario un largo piano de cola. Por fin voy a poder oírle en directo con su instrumento favorito.
Atrás quedan los conciertos en el kiosco de Xavi, en la playa del Pinet, saxo alto en ristre, ante un puñado de amigos que nos reuníamos una vez a la semana para asistir alucinados ante el rito del concierto desconocido, eso que es privilegio de los que no buscan las masas.
Un presentador “pseudoerudito” nos da la señal de partida. Esta noche puedo escuchar a Joachim tomando los caminos de la improvisación junto a su gran piano, acompañado por dos músicos humildes sin fama no buscada, pero de un gran talento creativo, Gori (Batería) y Chema(Contrabajo).
Mientras tanto un público heterodoxo se da cita en las sillas, con sus egos reducidos por el fluir de las notas.
El concierto trascurre entre notas de Bach y Ornette Coleman. Y conecta, por caminos cósmicos, este viejo castillo y las estrellas que cubren nuestras cabezas. Todo esto pasa en un instante, de un tiempo incontable para llegar a un irremediable final.
Volvemos andando a nuestras cuevas, y puedo ver las fuerzas culturales como reúnen sus impulsos en la bajada del baluarte que ha sido el escenario de otro de los "elefantes isleños".
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