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domingo, 15 de enero de 2006

Dios de Agua - Marcel Griaule

Frecuentemente he tenido que relacionarme con negros africanos debido a mi trabajo y a los viajes realizados a su continente. Siempre me ha sorprendido la forma de afrontar todo su comportamiento social tan diferente a los “blanquitos”. Tal vez nosotros tengamos que soportar demasiado barniz civilizador, complicando cada vez más nuestras relaciones. Quizás ellos actúen de una forma simple y directa no exenta de la tradición y superstición heredada.
Hace años cayó en mis manos Dios de Agua libro escrito por el antropólogo Marcel Griaule sobre los estudios hechos a la etnia Dogón que habita en Malí cerca de la ciudad de Bandiágara. Este libro me desveló muchos de los interrogantes que me planteaba y hace poco lo he vuelto a releer.
El autor presenta al lector no especializado, de una forma amena, una obra antropológica que usualmente estudian los eruditos. También rinde homenaje al primer negro que reveló al mundo blanco una cosmogonía tan rica como la de Hesíodo del mundo antiguo, y una metafísica que se proyecta sobre una multitud de hombres vivos. Dicho hombre venerable fue Ogotemmêli que vivía en el pueblo de Ogol de abajo en el acantilado de Bandiágara. Nos explica como se relacionaba la persona con la sociedad el universo y la divinidad. Y situaba a los Dogón a la altura de los pueblos antiguos.
Hay que recordar que estos estudios se realizaron hace más de 50 años y dieron sus primeros frutos a los 15 años de estancia con los Dogón.
Para la mayoría de los Occidentales e incluso para muchos de sus vecinos los Dogón son un pueblo de hombres peligrosos o por lo menos los más atrasados. Pero lo curioso es que su pensamiento puede aplicarse a cualquier africano Bantú. El estudio del pensamiento Bambara, vecinos de los Dogón responde a una metafísica ordenada similar, y hay muchos ejemplos en diferentes etnias de otras áreas africanas que lo demuestran. Podríamos hablar de la existencia de un pensamiento común Bantú. No en vano existe un sentimiento panafricano muy diferente a la fragmentación que podemos ver en Europa o incluso en nuestro país.
Mi paso por aquellas tierras fue hace más de 10 años y ya entonces se había construido la primera mezquita siendo convertidos al Islam la mayoría de los habitantes y perdiéndose todo el saber ancestral que se trasmite de una forma oral. No quiero pensar en que situación se encontrarán en este momento. Es un escenario que se da con frecuencia en toda África, la invasión de misioneros cristianos, musulmanes, sectas de todo tipo, así como, el imperio de la Coca Cola, Mac Donnals, Pizzería, etc. intentando imponer sus ideologías, hace que unas culturas débiles desaparezcan sin remedio, olvidando una forma de vida ancestral que deja a los pueblos absolutamente desubicados tanto cultural como físicamente.
Dios de Agua fue una revelación para mí y no sólo es una obligada lectura para un antropólogo si no para todo aquel interesado en las gentes que habitan ese maravilloso continente, África.

DIOS DE AGUA
Marcel Griaule
Editorial Alta Fulla
Colección Altaïr, 3

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