Krar en Bahir Dar
Muchas veces la imagen que los medios distribuyen sobre África son las guerras y hambrunas que arrasan este continente, quizás es lo que exigen los informativos sensacionalistas que dominan los medios. Pero la realidad africana está incompleta sino vemos también a gente vitalista que disfruta y vive alegremente en un medio natural. Este último caso es lo habitual. Realmente vivirían siempre así de no ser por los conflictos, en su mayoría creados al amparo de turbios intereses económicos.
Pues bien, en Etiopía, uno de los países que se supone de los más pobres del mundo pero donde la gente es alegre y acogedora con el visitante como en la mayoría de los países africanos, se levanta la ciudad de Bahir Dar en el norte del país -mapa-. Construida a orillas del mítico lago Tana. Tiene ese aire ribereño mediterráneo de ciudad de vacaciones pero en el contexto africano. Puedes tomar pescado a la parrilla ya que la “telapia” del Nilo es abundante y sabrosísima, muy difícil de conseguir en el resto del país. También se puede disfrutar del magnífico café etíope en terrazas cercanas al lago. No en vano es el país originario de tan común bebida.
La vida nocturna es muy activa como en todo el continente. Existen pequeños bares donde degustar cerveza fresca y escuchar a músicos en directo, como en el video que muestro más arriba. Los locales más tradicionales tienen percusión compuesta por varios tambores que son golpeados con palos a modo de baquetas y un Krar instrumento tradicional etiope. Es algo parecido a una Lira con 4 ó 5 cuerdas. A su pequeña caja de resonancia le acoplan una pastilla amplificada logrando un volumen elevadísimo llegando a sonar parecido a una guitarra eléctrica. Todo esto sucede rodeado de bailarinas de la etnia “Tigrinya” que retuercen sus cuerpos a tu alrededor. Mostraré estas danzas en próximos videos. ¡Esto si que es “marcha”!.
En fin, este pequeño relato de un lugar concreto del África más perdida e inaccesible se podría extender a innumerables puntos de todo el continente, amenazados por una cultura occidental dominante y devoradora de todo lo que se pone por delante. Espero que esta invasión no les haga perder esa alegría de vivir.
Jorge
ResponderEliminarVaya, dan ganas de irse de vacaciones a disfrutar de Bahir Dar, su paisaje y sus noches junto al lago...
Besos con mucha "marcha"
Helena.