¿Crisis?¿Qué crisis?
Supertramp en 1975 ya se planteaba el dilema: Crisis? What Crisis? titulaban con una irónica portada su magistral álbum. La crisis es inherente a cualquier sociedad que vive en un permanente cambio. El problema es que nos gusta la seguridad en nuestras vidas asentadas y eso es imposible. Más aún cuando la tecnología ha multiplicado exponencialmente la capacidad de cambio. ¡Qué os voy a contar yo, un afectado por la crisis industrial de la música que ha derivado hacia las nuevas tecnologías cuando la edad no respeta!
Ahora cuan turista debajo de mi sombrilla veo como el mundo donde paso mis vacaciones y que sostenía este mercado de sol y playa se derrumba como un castillo de naipes. Ya se ha construido todo los construible, todo está saturado, la apología de la evasión alucinógena de juergas interminables en disco-afters muestra su locura. Uno de estos locales ibicencos que ha sido cerrado por incumplir todas las leyes de ruidos y seguridad muestra su paranoia comparándose con la búsqueda de la libertad en el Tibet, la revolución por la que luchó el Che o incluso utilizando las figuras pacifistas de Lennon y el Dalai Lama para luchar por la reapertura de su local de mierda con la excusa de la difusión de la música libre. DC 10 así se llama el infecto lugar. Lo digo sin miedo a hacerle publicidad gratuita ya que una vez conseguida la reapertura por medio de algún abogado fullero fue automáticamente cerrado el mismo día por la persistencia en sus delitos. Valga el dato de que en la misma jornada los servicios sanitarios de urgencias de la isla se saturaron por las entradas por sobredosis de drogas, negocio que supuestamente sostiene a estos garitos.
El sistema cambiará, la diversión continuará, lo que es indudable es que la isla necesita de un profundo cambió que la crisis facilitará. Creo que fue en el diario local donde leí una de esas opiniones de algún turista que entrevistaban donde decía más o menos que si se fueran de repente todos estos clubbers y hooligans de todas las nacionalidades que nos invaden, la isla se volvería a llenar de gente respetuosa con el medio en menos de quince días. Así sea.
Ahora cuan turista debajo de mi sombrilla veo como el mundo donde paso mis vacaciones y que sostenía este mercado de sol y playa se derrumba como un castillo de naipes. Ya se ha construido todo los construible, todo está saturado, la apología de la evasión alucinógena de juergas interminables en disco-afters muestra su locura. Uno de estos locales ibicencos que ha sido cerrado por incumplir todas las leyes de ruidos y seguridad muestra su paranoia comparándose con la búsqueda de la libertad en el Tibet, la revolución por la que luchó el Che o incluso utilizando las figuras pacifistas de Lennon y el Dalai Lama para luchar por la reapertura de su local de mierda con la excusa de la difusión de la música libre. DC 10 así se llama el infecto lugar. Lo digo sin miedo a hacerle publicidad gratuita ya que una vez conseguida la reapertura por medio de algún abogado fullero fue automáticamente cerrado el mismo día por la persistencia en sus delitos. Valga el dato de que en la misma jornada los servicios sanitarios de urgencias de la isla se saturaron por las entradas por sobredosis de drogas, negocio que supuestamente sostiene a estos garitos.
El sistema cambiará, la diversión continuará, lo que es indudable es que la isla necesita de un profundo cambió que la crisis facilitará. Creo que fue en el diario local donde leí una de esas opiniones de algún turista que entrevistaban donde decía más o menos que si se fueran de repente todos estos clubbers y hooligans de todas las nacionalidades que nos invaden, la isla se volvería a llenar de gente respetuosa con el medio en menos de quince días. Así sea.
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