Chorreo discográfico

A raíz de la publicación ayer del artículo Eliminación cuenta de You Tube, algunos colegas se han puesto en contacto conmigo para preguntarme y discutir sobre el tema de fondo: la crisis discográfica. Asunto nada nuevo por tierras hispanas, hace ya algunos años que los sellos independientes tiramos la toalla. Los raquíticos departamentos de las multinacionales del disco que funcionaban por aquí no tardaron mucho en hacer lo mismo. Ahora parece que las centrales ubicadas en USA y Reino Unido están dando sus últimos coletazos, y ya se sabe del peligro que tiene un animal herido. Intentan alimentarse de donde pueden. No se edita nada nuevo, no hay presupuesto, pero además la crisis se agrava con la multitud de ineptos que pueblan sus oficinas, y no lo digo yo sino uno de los grandes: Van Morrison en una entrevista que no tiene desperdicio publicada en El País.

P. ¿Sigue siendo una guerra tratar con los ejecutivos de los sellos, como insinúa en algunas de sus canciones, por ejemplo, Showbusiness y Drumshanbo Hustle?

R. Los negocios sólo son negocios y, a fin de cuentas, son despiadados. Esas personas no son amigos míos. No las conozco. No es como en los viejos tiempos, cuando había productores y sellos discográficos de verdad; gente que realmente sabía algo de música. El principio del fin fue cuando muchos de esos tipos vendieron sus sellos. Probablemente hayamos dejado atrás el final de la historia de la verdadera industria discográfica...

Cada día es más complicado para los aficionados estar al día de lo que está sonando de calidad dentro de la música popular. No sólo se sigue escuchando música de hace cuatro años por los canales radiofónicos, sino que los grandes compositores vuelven sobre sus pasos y reeditan e reinterpretan obras que compusieron a principio de sus carreras. Además el panorama de internet ofrece algunos interrogantes de los que hablaré más adelante, como el gregarismo en las redes sociales, y la masificación y comercialización de sistemas como Last.fm o Spoofity.